El Valle de la Luna

Una noche en la que el Sol y la Luna pudieron estar juntos más tiempo del que
solían estarlo, no dejaron de amarse hasta el amanecer. Por esta unión y por el
gran amor que estos dos se mantenían, tuvieron una hija. Esta era tan bella y
hermosa que sus padres le pusieron el nombre de Flor del Valle, ya que era tan
bonita como la flor de aquel radiante y generoso territorio.
Tanto sus padres como los habitantes mágicos del valle no dejaron de protegerla.

No importaba que fueran hadas, elfos, duendes gruñones y toda clase
de animales mágicos, grandes y pequeños. También la cuidaban los grandes
árboles del bosque y de las altas montañas que rodeaban el hermoso valle,
donde la reina no era otra que la Luna.
Gawain es un poderoso y guapo elfo que se encarga de cuidar de Flor del Valle
y enseñarle todas las cosas que tiene que aprender. Pero, aunque Flor del Valle
es inmensamente feliz con aquella vida, siente curiosidad por saber qué es lo
que hay fuera del Valle de la Luna y les pide a sus padres que la dejen salir.
A pesar de que ellos intentan que no lo haga, Flor no deja de insistir y de pedirlo

una y otra vez hasta que al fin lo consigue y, sola, emprende el camino.
Una vez fuera, Flor del Valle se da cuenta de que no es lo que ella espera ver
en el exterior de su querido hogar, ya que solo ve tristeza, hambre, miseria y
mucho dolor.