Don Quijote: Locuras, mentiras, amores, curación y muerte

Una gran multitud de insignes, ilustres y egregios eruditos, sabios, filólogos, médicos, escritores, filósofos, psicólogos y demás ralea encuentran en el libro del Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha algún tipo de dualidad entre sus dos más importantes personajes: dualismo que les lleva a interpretar la vida y obra del caballero y escudero basándose en sus propias circunstancias, que configuran una íntima dualidad que quieren desterrar de sus mentes y pasarla a los escritos.

Idealismo y materialismo; misticismo y pragmatismo, racionalismo y liberalismo, bondad y maldad, verdad y mentira, y muchos otros emparejamientos sirven a muchas de esas eminentes personas como apoyo auténtico de sus propias ideas. Otros dualismos resultarían ridículos, como rico y pobre, alto y bajo o gordo y flaco. Pero ¿hay alguien que pueda asegurar que el escritor de los guiones de Stan Laurel y Oliver Hardy no había leído el Quijote?

Una vez aceptadas las figuras de don Quijote y Sancho Panza para protagonizar sus ideas dualistas, el eminente escritor, investigador de la vida de esos personajes, solo tiene que adaptarlas a sus dichos y hechos. Pero en la gran mayoría de los casos, que Dios me perdone si creo que no han leído el Quijote, lo han visto a medias o le han echado un vistazo muy superficial.

En el libro que ahora presento, puede verse, como se vería mejor en el libro original de Cide Hamete Benengeli, traducido del árabe por Miguel de Cervantes Saavedra, que los valores positivos o negativos de los famosos dualismos pueden ser achacados indistintamente a don Quijote o Sancho Panza: ni don Quijote es tan idealista ni Sancho es tan pragmático; ni el escudero es tan avaricioso ni el caballero tan desprendido; uno y otro mienten cuando tienen que hacerlo o cuando les viene en gana, y tan bueno es uno como lo es el otro, con muy poca maldad en alguno de sus dichos o hechos.

En mi libro también hay dualidades. No puede ser de otra manera cuando hay dos protagonistas con sus vidas muy juntas y apretadas. Pero están sacadas de la historia auténtica, no de mi imaginación. Pueden comprobarse volviendo a leer el Quijote, no hay que preguntarme a mí personalmente. Cuando don Alonso Quijano adquiere su enfermedad mental, se produce una duplicidad, que es don Quijote; cuando don Quijote miente, da pie a que lo haga también Sancho Panza; el amor a Dulcinea del Toboso es el mismo que mucho antes era el de Aldonza Lorenzo, e incluso Sancho siente amor por su asno, al que ha bautizado con el nombre de Rucio, para que no sea menos que Rocinante.

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9788416704606

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