Descripción
PENSAR Y SENTIR. Si las personas depresivas tuvieran la suficiente fuerza moral para ir anotando en la libreta sus temidas calamidades, experimentarían, con el tiempo, una cierta mejoría. La confesión, sea ante un cura, un psiquiatra o un cuaderno en blanco, actúa de revulsivo de la ansiedad, la amargura o la desesperación. La mejor terapia que existe es conocerse uno mismo y aceptarse como se es.