Sapere aude, incipe

¿Hemos aprendido algo en 2020-21 sobre la relación que hay entre la destrucción de la naturaleza y la aparición de pandemias? Puede que aún sea muy pronto para responder a esta pregunta, pero los expertos lo tienen claro: si seguimos destruyendo hábitats a la velocidad a la que lo estamos haciendo, la del COVID-19 no será la última pandemia a la que nos tendremos que enfrentar en este siglo.
He tocado veintiocho diferentes temas, algunos imprescindibles y otros más superficiales, pero que, sin duda, han impactado con fuerza en la ciudadanía.
Los temas científicos fueron escritos utilizando las informaciones que iban apareciendo en revistas científicas de impacto. Los otros, más livianos, añadiéndoles una pizca de humor o socarronería, y, a más, he dejado volar mi imaginación en unos relatos que grafican y complementan algunos temas.
He intentado abarcar aquellos aspectos que la ciencia va desgranando, con cuentagotas, de una forma sencilla y espero que comprensible para los no avezados. Solo intento ser divulgativo, dado que conozco el tema en mi condición de médico general y especialista en anestesiología y reanimación.
Comienzo el libro mirando el bosque que tengo frente a la ventana, el paso del tiempo me va concienciando de que durante meses el avanzar desbocado del virus se llevará por delante vidas e ilusiones de personas de diferentes edades y condiciones, especialmente las más vulnerables. ¿Cuándo y cómo acabará? Los científicos no pueden ni deben arriesgar, es una pandemia, todo es nuevo.
Siguen aumentando los interrogantes; las respuestas, muchas veces sin confirmar. Hemos puesto todas nuestras ilusiones y esperanzas en las vacunas, pero no es suficiente. Debemos apostar fuertemente por hacer, entre todos, un cambio de paradigma; es imprescindible pensar en el planeta, es la auténtica solución. Es muy difícil, pero no imposible.