Hace una eternidad que fue ayer

La ilusión del amor romántico. La dependencia emocional. Si no estás..., ¿no puedo? El desgarro que produce la irrealidad de la realidad. La ensoñación de la esperanza. El abandono de la inexistencia. La carne odiada. La necesidad de escribirte cada noche para que vuelvas a dolerme. Preferir desangrarme que no sentirte a ti.

El asumir que por desamor no te mueres. No lo haces.
Pero sí puedes un día dejar de vivirte para siempre.
Así terminas, amor: acabas para comenzarme en el propio.
Este libro no es una venganza a quien me dañó para que yo me dañara.
Este libro es solo un perdón.
Y a mí misma.

Yo soy Júlia y esta es mi historia.
Tú eres Júlia y también es la tuya.
Porque Júlia, simplemente, es.
Júlia es la vida eterna de ayer y hoy.